REPÚBLICA DOMINICANA.- Una vieja pero perenne frase muy conocida de autoría del prócer José Martí acuñada por aquellos que como nosotros, sin haber acumulado grandes fortunas a través del tiempo hemos adquirido conocimientos, aquellos que nos han permitido ser libres de pensamientos ajenos a influencias externas, que reza los derechos no se mendigan…se arrebatan; y nos peleamos por ellos, esto último como adendum atrevido a su fortaleza.
Si bien es cierto que un significativo número de ciudadanos apelamos al reconocimiento a la libre empresa garantizada por la Constitución, no es menos cierto que ese derecho no puede estar sustentado en la destrucción de moralidad de familias que han aportado tanto, no solo a la comunidad de Bávaro Punta Cana y la Provincia la Altagracia, sino al País por lo que, tratar de desconocer los logros y virtudes de aquellos que usted considero su competencia, no es la mejor vía para buscar solución. Máxime si aquel con quien usted rivaliza se haya ganado el espacio en buena lid en base a décadas de esfuerzo, trabajo tesonero y una visión más allá del horizonte, área limitada solo para aquellos con poder de las mentes brillantes.
La garantía a la libre empresa debe imponerse por encima de intereses de grupos como un instrumento democrático y de desarrollo, sin embargo jamás podríamos estar de acuerdo que sobre la base de ese derecho se lesionen la integridad y moral de hombres y mujeres del Grupo Punta Cana que lo han dado todo para que hoy estemos aquí, compartiendo el crecimiento colectivo y disfrutando del desarrollo del destino turísticos más importante de la región.
Las luchas de poderes en democracia se libran en una batalla legal de concenso, apegadas al principio de derechos garantizados por la constitución y las leyes de la república, siempre con la intervención del gobierno en representación del Estado perenne. Cuando la sustraemos de ese escenario, el descontrol se apodera de la batalla y, cuando eso ocurre, la ilegalidad se superpone.
Pese a diferencias que podríamos tener con el manejo de su política empresarial, el homo socialis reflejado en Frank Rainiery merece respeto y reconocimiento más que descalificacion como desarrollador, generador de empleos y soporte económico significativo a miles de familias; y ese respeto se lo ha ganado en base a trabajo tesonero de sol a sol por más de 50 años, abriendo caminos al futuro. Y desconocer ese gran logro y esfuerzo a lo mejor puede venir de personas resentidas sociales ajenas a este círculo, idea que asentimos y que podemos asegurar no es el sentir de quienes los adversan.
Se hace necesario que las aguas sigan su cauce normal en la zona, sentándose en la mesa del dialogo para limar asperezas y enrumbarse a acuerdos, olvidando las desavenencias y agresiones verbales hechas en el pasado reciente y así comenzar a recoger palabras ofensivas a la dignidad humana. Y con esto estamos asintiendo que el poder económico genera control emocional de aquellos grupos que gravitan su entorno, que a su vez ese mismo control puede ser influenciado, manipulado negativamente y crear por inducción el efecto búmeran del que debemos cuidarnos.
Los Grupos “Punta Cana y Abriza” están compelidos a dirimir diferencias considerando el nivel de su investidura social y económica en que están situados, batalla que bien se pueden librar en terreno fértil con un diálogo tripartito liderado por el gobierno de turno en representación del Estado como tercer interviniente, a los fines de garantizar el clima de paz laboral y de inversión extranjera que nos ha hecho competitivos en los mercados mundiales. Se hace necesario que el discurso en pro y en contra de estos grupos económicos se eleve para así bajar el nivel de tensión; y en esta parte el gobierno de turno es el único garantista a proporcionar una vía de solución al conflicto, considerando que se trata del principal generador de divisas y aporte al PIB.
No podemos ocultarle al mundo (por tarea imposible) que existe una opción al turismo llamado Cap Cana, como tampoco podemos negarlo de Punta Cana. Es una relación simbiótica inevitable que más temprano que tarde el nivel de razonamiento deberá prevalecer.