El Valor del Respeto y la Concideracón

REFLEXIONES ATREVIDAS #34 Análisis y perspectiva electoral hacia el 24

Por: José Francisco Peña Guaba | El miércoles pasando almorcé con mi amigo Leonel Fernandez en el improvisado comedor de su inmensa biblioteca, en Funglode. Me hice acompañar de mi hijo José Francisco y en el almuerzo participo uno de los hombres más leales, desinteresados y cultos con que cuenta el último de los caudillos, Nathanael Concepcion. 

Tenía varias semanas que no conversaba de manera personal con mi estimadisimo amigo ex-presidente y me alegró verlo optimista, presto para las batallas que le depara el porvenir. 

Es Leonel un gladiador que ama la política, que la hace con pasión; es un líder de ocación que no tiene otro interés que no sea ver a su nación desarrollarse. Cada vez que entro a su biblioteca me produce nostalgia, porque de manera inmediata me acuerda a papá: ambos aman y cuidan sus libros como si fueran su más preciado bien; al igual que en la de mi padre hay allí miles de volúmenes, de tan variados temas que nos hacen suponer, de inmediato, que “la lectura” es su actividad preferida. Al igual mi padre, quien tenía libros por doquier, incluso en su vehículo -porque aprovechaba cuando iba de un lugar a otro para, en el trayecto, con fruición, leer alguno de los libros que en ese momento atrapara su atención. 

La amplia biblioteca de Leonel tiene libros en varios idiomas, parecida a la de mi padre que leía en 8 idiomas y que, muchas veces, repetía las frases en voz alta  varias veces, con el interés de fijarla en su memoria.
 Cuando me senté a la mesa sentí ese “dejavú”. Como cuando lo hacía con mi padre, tratamos variados temas y, como siempre, Leonel se mostró cabalmente actualizado en  la realidad del mundo de hoy y, en especial, de la situación en la que se encuentra nuestra querida patria.

El Partido de la Liberación Dominicana es tema obligado, y al hacerlo el expresidente muestra un profundo dejo de tristeza, porque ahí dejo 43 años de su vida. Sé que ama todavía las esencias mismas de lo que representó el peledeismo histórico y la impronta moralizadora del profesor Bosch. No cabe dudas de que Leonel guarda hermosos recuerdos y un profundo agradecimiento a las bases del partido morado y de la estrella amarilla.

Hay cosas que todavía no logramos comprender. ¿Por qué los amigos, cuando están en el poder, se obnubilan y tienden destruir e irrespetar a sus propios compañeros, a aquellos que los han acompañado por más de media vida? ¿Qué turbación producen las alturas en los que llegan al Palacio, que desean pasarle por encima a todo, incluyendo la amistad y la consideración, que al parecer no cuentan?

Para Leonel el valor de la lealtad, del agradecimiento y de la consideración es norma de vida, por eso siempre fue solidario con sus compañeros de partido y, sobre todo, con los integrantes del Comité Político. Todos ellos recibieron de Leonel el reconocimiento  justo por el trabajo realizado y el debido respeto por su larga militancia partidaria. Nunca obró contra ellos y jamás actuó para hacerles daño, muy por el contrario, solidificó la influencia de todos en la dirección política, dentro del gobierno y en el propio partido. No llevó a familiares ni asistentes como miembros del Comité Político, ni siquiera hizo miembros en el principal organismo de dirección, de los titulares de la secretarias de organización y de finanzas. En estos como en otras temas, sus decisiones siempre estuvieron apegadas a la institucionalidad partidaria.

El PLD llegó al poder apoyado por el doctor Balaguer en el 1996. Esa victoria hay que contársela al caudillo de Navarrete, pero las demás, las de 2004, 2006, 2008, 2010 y 2012 hay que contárselas a Leonel, que fue su arquitecto principal. Sin embargo, cuando llegó al poder el grupo de Danilo, en el 2012, de inmediato iniciaron una acción de persecución y descrédito contra Leonel, llegando al colmo de traer un narcotraficante para afectarle su imagen, solo para buscar descartarle en el 2016. Pero hasta ahí le fue leal a su partido, porque Leonel  se retiró de toda contienda política para que la repostulacion de Danilo fuera una realidad, pese al daño ya infligido.

Después del 2016, lejos de parar en su diatribas las multiplicaron. La cúpula partidaria, salvo honrosas excepciones, anidada en su poder y en su riqueza obtenida, se dedicaron a ningunear e irrespetar a quien los había llevado al poder, actuando contra quien los hizo funcionarios de primera línea. Se cebaron contra él de la manera más abyecta que les fue posible, no respetando ni siquiera la tranquilidad de su hogar, porque no hubo acción más pérfida que sonsacar a su propia esposa para ponérsela en contra.

La guerra por el espacio político opositor es una realidad. Los actuales dueños de la tolda morada saben que cada día serán muchos lo que se irán e ingresarán al proyecto de Leonel, la Fuerza del Pueblo. 

La consideración y el respeto en la política es vital, porque no siempre han de coincidir los intereses, pero estamos obligados a mantener un código de conducta y respeto que nos obliga a no ir más allá de lo moralmente permisible. El nuevo líder de los morados y todos los presidenciables del peledeismo cruzaron las líneas rojas frente a Leonel, no le guardaron ni un mínimo de respeto  y consideración, pese a la deuda de gratitud que casi todos tenían con él.

Cuando se es respetuoso, considerado y no se usan malas artes siempre hay posibilidad de acuerdo y reconciliación, pero cuando se usa todo tipo de maquinaciones y artimañas para dañar a un amigo, el daño es irreparable, porque si bien las naturales diferencias nacen de efímeras conveniencias, las maldades proceden de un mal corazón.

Restañar las heridas infligidas a Leonel por una parte de la cúpula peledeista no es tarea fácil, porque sSus acciones del pasado los retrataron de cuerpo entero. ¡Qué contraste con el trato cortes y respetuoso que ha tenido el Presidente Luis Abinader para con el expresidente Fernández, pese a pertenecer a parcelas política e históricamente adversarias!.

Siempre se ha dicho que lo cortés no quita lo valiente. ¿Qué pasó por la cabeza del amigo Danilo y de su equipo más cercano de colaboradores, que prefirieron que “entrara el mar” y que no fuera Leonel el abanderado del peledeismo, él mismo que los llevó a todos al poder? Bueno, el pueblo los complació y entró el mar del cambio, y ahora van a tener que responder por cada una de sus acciones pero ahora no tendrán un amigo a quien acudir en busca de ayuda. Son errores estratégicos de los que hoy ellos deben haberse dado cuenta.

La Fuerza del Pueblo y Leonel están decididos a ocupar el lugar de preferencia de la oposición, pero de una oposición responsable y positiva, que colabore para sobreponernos a la angustiante crisis que nos deja la pandemia del Covid 19. Para ello, tocará las puerta de todos aquellos militantes y simpatizantes que ven en Leonel a quien cuenta con las mejores condiciones para gobernar la República Dominicana del siglo XXI, superando por mucho a los que aspiran internamente por el PLD.

Si el peledeismo tendrá algún chance, estará en apoyar en primera o en segunda vuelta a Leonel, que es su única oportunidad factible de retornar al poder. De lo contrario, si a fuerza de recursos económicos los morados lograsen clasificar en la primera vuelta, en ese escenario hipotético y difícil en que algún delfin del danilismo sobrepasase a Leonel, lo que parecería seguro es que en esa ecuación los tantos maltratos, desconsideraciones y maldades para dañar la reputación de Leonel inclinarán la balanza, y en ese contexto, claro está que mediante un acuerdo electoral, el presidente y amigo Luis podría renovar su contrato de inquilino de la mansión de Gazcue por 4 años más.

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