«El fuego está extinguido». Así lo ha confirmado el portavoz de los bomberos de París, Gabriel Plus, que ha remarcado que los daños son «dramáticos» después de que este lunes por la tarde un incendio de graves proporciones devastara la Catedral de Notre-Dame de París, que se ha llevado por delante algunas pinturas.
Las autoridades francesas priorizan la hipótesis de un origen accidental del incendio y los investigadores han comenzado ya a interrogar a los testigos. «Nada por ahora va en la línea de un acto voluntario», ha dicho el fiscal de París, Rémi Heitz, responsable de la investigación.
Además, según ha explicado el secretario de Estado francés de Interior, Laurent Nunez, el salvamento de la catedral «se jugó en un cuarto de hora o en media hora». Todo parece indicar que, en ese lapso de tiempo, un grupo de bomberos consiguió subir a las torres y evitar el derrumbe.
Nunez ha asegurado que la preocupación de las autoridades ahora es «la seguridad del edificio» ya que se han detectado «algunos puntos vulnerables», sobre todo en las bóvedas y en una parte del transepto norte, lo que ha llevado a evacuar cinco edificios de viviendas colindantes con carácter preventivo. Durante las próximas 48 horas se van a prolongar los trabajos para asegurar la estructura del edificio en aquellos puntos más sensibles.