SANTO DOMINGO .– El llanto y los gritos rompieron con la aparente tranquilidad del velatorio. Cuando los familiares se dieron cuenta de que el vehículo de la funeraria Jorem se acercaba a la vivienda con los restos de Frantony Matos González se descompusieron.
A las 11:24 a. m. de ayer llegó el cadáver a la comunidad Catalina, distrito municipal que pertenece a Baní, en la provincia Peravia. El chofer condujo la pequeña van hasta la intersección que se forma con la calle Duarte y la vía que da acceso a la residencia donde convivía Frantony con su familia.
Llegado a ese punto, el vehículo entró de reversa y de inmediato dos filas de hombres se apostaron en cada lado para cargar con el blanco ataúd hasta dentro de la casa donde era esperado por sus seres queridos.
Es el segundo cuerpo que llega a esta comunidad banileja, que también sufre el fallecimiento de Ángel Lugo, otro joven quien, al igual que Frantony, murió en el accidente en el estado mexicano de Chiapas el pasado jueves 9 de diciembre.
El Ministerio de Relaciones Exteriores (Mirex) de la República Dominicana confirmó que 16 dominicanos iban en el viaje. Tres resultaron heridos y dos están desaparecidos.
Familiares y amigos de Frantony, hijo del vocal de Catalina Frank Matos y la educadora Isabela González, acudieron al velatorio vistiendo una camiseta blanca que tiene impresa una combinación fotográfica de Frantony junto a Ángel Lugo, primos.
Tras 20 minutos del velatorio dentro de la casa, el féretro fue sacado desde la sala a la calle frente a la vivienda donde está la carpa simbólica usada durante estos momentos de desconsuelo, debido a la cantidad de personas que se estaban acumulando dentro del domicilio.
Una de los parientes que salió junto al ataúd notó las cámaras fotográficas y de video y pidió, con un tono mezclado entre la tristeza que padece y la furia por la presencia de los medios de comunicación, que las sacaran. “Sáquenlas de aquí. ¡Sáquenlas!”, gritó la mujer.
Para ayer también estaba prevista la llegada de los cuerpos de Rafelín Martínez Castillo, a Azua, y de Reyni Guerrero Soto, a Baní. Con ellos suman seis los dominicanos que han sido repatriados desde Ciudad de México para ser velados y sepultados por sus familias.