Por: Sabala Ricardo Yen / Santo Domingo.- En los últimos meses la pandemia del coronavirus ha colocado al mundo en una situación de caos, vulnerabilidad e incertidumbre, desde gobiernos, organismos internacionales, medios de comunicación, empresas y la ciudadanía en sentido general.
Es una realidad que nos impacta a todos sin excepción, sin importar el estatus social, político, económico, raza, color, sexo y nacimiento, en consecuencia, todos somos vulnerables.
Este drama global no es nuevo, en distintas ocasiones el destino de la humanidad fue puesto en jaque por una pandemia. Si hacemos un repaso histórico veremos que en las Sagradas Escrituras en el libro de Éxodo, 10 plagas azotaron al pueblo egipcio donde se pudo establecer por vez primera vectores animales como moscas y piojos con la enfermedad, como transmisores de la enfermedad; otra pandemia de la antigüedad que diezmó a la población fueron la peste de Atenas, la justiniana del imperio oriental romano de Bizancio, la peste antolina que provocó la muerte entre 10 y 18 millones de personas y fue además la primera peste que tuvo un alcance global, perturbó hasta la saciedad el poderío y esplendor del Imperio Romano, a tal punto que el emperador Marco Aurelio falleció a causa de esta enfermedad.
Otra pandemia sin precedentes fue la peste negra que azoló a Europa en la Edad Media, alcanzando una mortalidad de 2 tercios de la población de la época; en un contexto de expansión del dominio de Europa por el mundo en el siglo XV. De esa misma forma se propagó la viruela en el “Nuevo Mundo”, enfermedad que mermó la población originaria, es decir, la población aborigen que además no tenía los anticuerpos contra esa enfermedad traida de Europa. Entre otras enfermedades están: la lepra, tuberculosis, sífilis, muchas de las cuales ya tienen cura. En ese mismo tenor, no se puede hablar de pandemia sin destacar la gripe española (1918-1919), que muchos expertos de la salud, del campo de la epidemiología y la infectología afirman que esta ha sido la pandemia más letal de la historia del mundo, debido a que aproximadamente en un año murieron cerca de 50 millones de personas.
Covid-19 y la globalización
Como vimos anteriormente, en distintos momentos del desarrollo del mundo una determinada pandemia puso en jaque al mundo, pero muchos consideran que en los círculos de poder global existe una preocupación por el alto crecimiento exponencial de la población. Estas preocupaciones resucitan las ideas de Malthus, quien propuso en su libro “Ensayo sobre el principio de la población” en 1798, la necesidad de establecer “controles positivos de la población” que consistía en mitigar el aumento de la población a través del hambre, la miseria, las guerra y las pestes. Estos controles estarían orientados a los más pobres que son los que más se reproducen. Este clérigo inglés advertía de la tendencia constante del crecimiento de la población humana superior a la producción de alimentos. Estas posiciones están descartadas por los avances de la ciencia y tecnología, pero insisto, a las élites mundiales les preocupa el aumento de la población.
En la actualidad, muchos consideran que los nuevos escenarios de confrontación de las potencias no solo se dan en el terreno militar, sino que se da en el campo del desarrollo de tecnologías y se habla ya de guerras bacteriológicas y biológicas.
En el caso del Covid-19 (coronavirus), originado en China y que en estos momentos afecta a la mayoría de los países del mundo, su pronta propagación se debe al proceso de la globalización. Esta pandemia llegó a los países más desarrollados del mundo y paulatinamente a los países menos desarrollados.
Algunas personas, quizás por el desconocimiento, desinformación y pánico, creen que el Covid-19 es el apocalipsis, el fin del mundo, pero no lo es; como en ninguna otra etapa de la historia, los seres humanos habían alcanzado un desarrollo de la ciencia, por lo que en estos momentos las mentes más brillantes están trabajando por una cura. Tengo la certeza de que estos instantes de angustia serán algo del pasado. Mientras tanto, ¡QUÉDATE EN CASA!
