“Ser madre para mí es como ser responsable de formar y crear cual pieza perfecta para luego sentirse orgullosa del resultado final”, fueron las palabras de Rosa Escoto, de profesión periodista y maestra de ceremonia, quien nos relata su historia.
Madre soltera, divorciada o casada, pero siempre madre, mi rol de madre no me lo da un apellido de casada o un hombre, no me lo da la sociedad ni un título, no depende de circunstancias adversas o favorables, ni de mi estado de ánimo ni de mi situación económica.
Desde que asumí la maternidad entendí que ser madre va más allá de todo, es entrega, dedicación, es amar sin medidas, es cuidar, proteger, es sacrificio, es sobreponerte a la mujer para ser madre.
Soy madre imperfecta, frágil, jamás débil, en mi vida he pasado por dificultades y desaciertos, desamores, decepciones, dolor, rabia, necesidades, infortunios, soledad, pero jamás he dejado de ser madre.
He estudiado, trabajado, logrando sueños y metas, muchas otras no las he podido alcanzar, sin embargo ser madre me complementa y me hace sentir orgullosa del resultado final.
He criado y educado a dos mujeres las cuales se han convertido en mi más grande proyecto de vida y una meta lograda, por lo que me siento orgullosa de ellas.
Creo firmemente en que el rol de la madre en el seno familiar es insustituible e indispensable en la formación de los hijos e hijas.
Madre por encima de todo, madre, cada quien tiene su propia historia y la mía ha estado circunscrita a ser madre desde muy temprana edad, pero sin olvidar otros roles para darle a mis hijas la seguridad y las cosas elementales de la vida, suplir sus necesidades y educarlas en valores.
Siendo madre soltera y criando a mis hijas sola, mi amor y mi compromiso de madre no se limitaron a resentimientos o carencias de quien entendía que tenía responsabilidad y no la asumió, yo solo decidí amar entregarlo todo y sembrar buenos frutos por unas hijas sanas emocionalmente llenas de amor y de grandes cualidades que dan lo mismo que recibieron de mi; amor y cosas buenas.
Por ellas desafié adversidades, me impuse sobre todo prejuicio y decidí simplemente seguir adelante, convencida de que mi esfuerzo no era en vano.
Hoy con mis 40 años disfruto de la satisfacción de ver dos mujeres de bien casi profesionales y del tierno y cálido amor del fruto de una cuarta generación con la llegada de mi nieto Thiago Alonzo y como madre empoderada me siento orgullosa y satisfecha del resultado logrado con mis dos aliadas, amigas, ellas son mi fortaleza y mi inspiración para seguir y ahora con mi amor bonito, mi hombrecito, quien ha venido a complementar mi feliz rol de madre.
