Dr. Darío Yrizarry
REPUBLICA DOMINICANA .- Actos reñidos con las leyes y la Constitución dominicana están empañando la gestión de gobierno del presidente Luis Abinader que, a pesar del esfuerzo visible que desde palacio se están haciendo, políticos tradicionales que lo acompañan en su administración no han logrado hacer el crossover a un concepto de Estado Moderno y siguen sin entender que las viejas prácticas en el manejo de la cosa pública, después del rejuvenecimiento del Estado fortalecido por la adecuación de nuevas leyes y la modificación a la vieja Constitución del 1963, el ejercicio político también cambió.
El PRM en la ejecución de las políticas públicas de su gobierno nace con la desventaja de que, en nombre de la gobernabilidad ha tenido que aliarse a los mismos sectores que en el pasado reciente fueron los que en su momento tuvieron en sus manos la oportunidad de transformar la sociedad en su conjunto, y pactar con ellos, verbigracia aquel sector del PLD que hoy pretenden transparentarse aparentando trochar los simientes del partido que le reverenció, inventando con otro nuevo camino cuya semántica es teoria difícil de idealizar.
Como dominicanos se nos hace muy difícil asumir que el cambio está entre nosotros cuando alzamos la frente y vemos participar en el rodaje los mismos actores principales y de reparto acompañados de los secundarios, presumiendo que las alianzas se visten de ceda en cada proceso electoral con el único objetivo de obtener resultados porcentuales positivos, obviando que a su vez las mismas le estampan un sello de calidad y legitimidad dudosa.
Las posibilidades de un verdadero cambio no son viables sino se desvincula al gobierno con esos sectores anacrónicos que por décadas han ejercido el parasitismo, gravitado la esfera política, dando saltitos cual grillo en la sabana, como camaleón sorprendiendo a su presa en un cambio de color con fines de devorarla, actos brillantes de sobrevivencia que en esencia no transforma su naturaleza.
Ejemplo de ostracismo político es el caso de los 100 millones de pesos liberados por el gobierno como asistencia a algunos artistas pre seleccionados será por mucho tiempo motivo obligatorio de cuestionamientos y opiniones encontradas para la sociedad de una tal vez intencionada decisión distorcionada, dado el desacertado manejo que se evidenció en la distribución de dichos fondos, cuyos beneficiarios fueron aquellos que menos necesitan de la mano solidaria del gobierno, tomando en consideración que la gran mayoría de artistas y músicos no tan connotados fueron excluidos del paquete.
Concluyo advirtiendo al gobierno que los pueblos, tal y como pedimos los abogados en los tribunales en nuestras conclusiones…Y HAREIS JUSTICIA!!
