Haití: un gentilicio de conducta disocial.

DETRÁS DEL HORIZONTE / Por: Dr. Darío Yrizarry

Por: Dr. Darío Yrizarry

El 26 de Septiembre de este año grupos armados de Haití piden una alta suma de dinero en dólares para dejar en libertad al dominicano Wilson Rodríguez, conductor de patana quien trabaja para la compañía de carga que transporta mercancías desde este lado  hacia el vecino país.

Cuatro camiones dominicanos fueron atacados a  pedradas  anoche por grupos de haitianos en Cabo Haitiano, quienes destruyeron los cristales delanteros de dos patanas cuando retornaban de llevar mercancías a esa localidad.

Conductores de patanas y ayudantes que habían entrado hacia Haití para llevar alimentos, materiales de construcción y otros productos fueron atacados a pedradas por una turba en Juana Méndez cuando retornaban a Rep. Dominicana.  Tras los disturbios en las ciudades de Haití, el personal del consulado dominicano en Juana Méndez abandonó la sede de la delegación consular después del mediodía como medida de seguridad y prevención.  La Cancillería dominicana dijo que ambos gobiernos trabajan para lograr un acuerdo.

Secuestran 17 cristianos que cumplirían una labor misionera dentro de los cuales hay  16 norteamericanos y un Canadiense cuyo paradero aún se desconoce, en un acto vandálico sin precedentes ni prescripción (por no ser  el último). Un grupo de pandilleros armados llamados ‘400 mawozo’ son los que han reivindicado (sin derechos) el secuestro, reclamando un millón de  dólares por cada uno de los susodichos misioneros, cuyo paradero se desconoce. 

El líder de la banda amenaza con matar a todos los secuestrados si no obtemperan a la entrega del dinero pedido, dentro de los que hay un bebé de meses de nacido, niños y adolescentes de comunidades conservadora Amish, Menonitas, entre otras. 

Estos son los recurrentes e interminables titulares que vemos en la prensa relativos a la grave situación de Haití, lacerando cada dia las relaciones entre ambos países. La actitud de las autoridades haitianas hacia nosotros son humillantes, quienes se aprovechan de nuestras debilidades con altanería y desprecio tan incomprensibles como aberrantes. 

Por lo que sabemos, este 2021 ha sido el año más prolifero de estos grupos criminales haitianas, aumentando a más de 600 secuestros documentados en los nueve meses que va de año, constituyéndose en un peligro inminente no solo para la Republica Dominicana, sino para estabilidad de la región. 

Los dominicanos  hemos soportado estoicamente el desprecio de los haitianos y el presidente, ha de ser dicho,  se ha portado como todo un mandatario con responsabilidad para quienes los elegimos, exponiendo ante la comunidad internacional su preocupación por el curso que lleva la situación de nuestros vecinos. Con estas denuncias, conociendo el presidente la peligrosidad que reviste lo explosivo del ambiente haitiano, quiere  evitar una oleada masiva de indocumentados donde podrían entrar a nuestro territorio  mansos y cimarrones, inminente suceso que podría acarrear inseguridad de este lado de la isla con respecto del Turismo renaciente.    Los empresarios y transportistas dominicanos han tenido que soportar décadas de pérdidas materiales, incluso humanas, a raíz de los injustificables secuestros perpetrados por los grupos anárquicos paramilitares que controlan ese conglomerado. Estos grupos de poder han sido tan osados que, incluso las ayudas humanitarias que han sido llevadas desde este lado, sin importarles que las mismas son para

beneficio de las mayorías de sus gentes que muere en la miseria, son objeto de saqueos.

Hoy, de nuevo, tenemos que despertar con la misma noticia venida de Haití: dominicanos secuestrados 

A finales de Septiembre pasado, esta situación de inseguridad de nuestros vecinos obligó al Presidente Abinader a denunciar por ante la Asamblea General de la ONU la grave situación que vive Haití y la peligrosidad que representa para la república dominicana y la región. 

Esta intervención del Presidente denunciando responsablemente una situación política que nos atañe por la colindancia que nos une, fue brutalmente repelida y desautorizada por ciudadanos haitianos agrupados en una supuesta Asociación de Militares de Haití, en una carta enviada nuestro gobierno. 

La irreverente carta de ese 29 de septiembre que dirigiera la cúpula militar haitiana a nuestro Presidente Abinader, es otro indicio más de los tantos que muestran un odio iracundo hacia un pueblo como el dominicano que su único pecado ha sido trabajar para levantar más arriba mucho más su pabellón, aquel que confirma la dominicanidad de sus gentes.

Los secuestros no terminan en Haití, por lo que vemos acercarse una intervención militar a ese gentilicio disocial.  

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