DETRAS DEL HORIZONTE / Por Dr. Darío Yrizarry : En diciembre del año 2018 perdieron la vida 28 personas, la mayoría dominicanos y un reducido grupo de haitianos por efecto del consumo de clerén, un tipo de alcohol de fabricación artesanal con alto grado de etanol y de alto consumo en la clase de menos poder adquisitivo, presumiendo que dicha bebida existe en nuestro mercado porque dos grupos son los que controlan su distribucion: las autoridades dominicanas en contubernio con traficantes haitianos, facilitandoles la entrada a nuestro país de esta mortal toxicidad, sin importar los daños causados al núcleo familiar en lo particular y a la sociedad en su conjunto.
Hoy, en plena pandemia que azota el mundo y aprovechando la relativa libertad que nos facilitó la Semana Santa, veintinueve (29) dominicanos murieron y alrededor de 90 intoxicados fueron los últimos números estadísticos que manejan las autoridades por causa del desorden migratorio que impera, muertes relacionadas directamente al consumo de esta mortal bebida de origen foráneo, superando las reportadas en años anteriores, sin contabilizar aquellas que jamás podremos saber a por haber quedado fuera de registro, falseando su realidad.
Con una simpleza pasmosa y en medio de la impotencia que nos arropa ante este casi endémico mal, escuchamos al Ministro de Salud pronunciándose al efecto llamando a los dominicanos a no consumir ese tipo de alcohol, palabras que nos hace una revelación desconcertante en lo que se refiere a la falta de políticas públicas en ese Ministerio, recomendación que a todas luces se interpreta como una declaración de incompetencia de cara a la sociedad al verse obligado a usar medidas reactivas en ausencia de políticas proactivas. Esto nos coloca en posición de desventaja ante el mundo en una especie de sálvese quien pueda.
Por no ser un experto conocedor de la fabricación del alcohol y obedeciendo a mis instintos de investigación consulté un amigo que hizo vida laboral en la desaparecida casa licorera Pedro Justo Carrión en San Pedro de Macorís y luego de finalizar nuestro dialogo, éste me remitió a Wikipedia para que pudiera resumir el tema del origen y fabricación de la bebida artesanal fabricada al margen de toda reglamentación de salud y consecuencias directas de tantas defunciones tempranas, me encontré con una cruda respuesta a mi curiosidad, a lo que con la anuencia del lector me permito copiar textualmente:
“Clerén, conocido también con los nombres de triculí o pitrinche, es una bebida alcohólica de fabricación ilegal originaria de Haití, cuyos componentes de producción van desde guarapo, caña de azúcar, frutas fermentadas, raíces de guayacán, corteza de caoba, metanol, thinner, ligado con desechos de aves, tripas y cabeza de pollo, que en estado de putrefacción permiten que su fabricación sea más rápido». Qué horror!
Esta triste realidad nos da de frente y lacera los cimiente del mismo núcleo social tal y como una masa afectada por un cáncer invasor cuyas células malignas está creando distorsiones en los índices de mortalidad, daños colaterales graves como la circulación de las armas de fuego ilegales, el tráfico de sustancias controladas en todas sus modalidades, el nacimiento descontrolado de niños de madres haitianas y estatus migratorio ilegal, el trafico de mercaderías que beneficia al empresariado de ambos países, entre otras irregularidades.
Las cargas sociales asumidas por nuestros gobiernos se hacen insostenibles en el tiempo, desdoblando los índices de crecimiento económico logrados en las últimas décadas a cargo del soporte de la hotelería y turismo, tergiversando de cara al mundo los índices de salubridad y población, violencia de géneros, mortalidad infantil, violencia social (atracos y asesinato), situaciones que han abierto las compuertas al gran negocio montado por políticos, militares y empresarios locales sin ningún rigor de Estado.
Las preguntas surgen por si solas; si todos sabemos quiénes manejan el trafico por contrabando de todo cuanto entra al país por la frontera, ¿por qué nadie hace nada para frenar ese tráfico y fabricación irregular de esta bebida? ¿Por qué se hace tan difícil al Ministerio de Salud asumir control total sobre su competencia en relación a la clasificación de no apto para consumo humano dispuesta por ese ministerio?
¿A quiénes beneficia la introducción y venta ilegal de esta bebida?
¿A quiénes les duelen los muertos por esta causa?