El duelo es una reacción natural ante la pérdida de un ser querido. Cada niño, adolescente y/o adulto necesita un tiempo propio para vivirlo. Las personas cercanas o a cargo, en caso de los niños y adolescentes, deberán estar preparados para contener, brindar el espacio suficiente para vivir el dolor de la pérdida, y estar pendientes si aparecen señales dañinas, que nos hablen ya de la presencia de un duelo complicado.
La Psicóloga Ortiz destaca que el vínculo afectivo más importante que establece un niño en sus primeras etapas de vida es con sus figuras parentales. Es por esto que la ausencia abrupta de estas figuras de apego (madre, padre, cuidador primario), será crucial en el curso del desarrollo emocional del niño. Subraya, que lidiar con esta nueva realidad traumática puede representar un reto para los familiares y cuidadores primarios.
¿Qué manifestaciones son frecuentes en el duelo infantil?
Ortiz, aclara que en los primeros meses de vida, donde aún no se tiene una noción real de los hechos ocurridos, el niño experimenta una gran angustia tras la separación de su madre, si es esta quien ha fallecido, reflejándose con irritabilidad, llanto frecuente y desesperación.
Los niños se caracterizan por darle un significado abstracto a la realidad que viven a diferencia de los adultos. Entre los 3 y 4 años existe una ignorancia al significado de lo que es la muerte en sí, por no considerarlo como algo definitivo; muchas veces hay una tendencia a confundirla con dormir.
Entre los 5 y 10 años de edad, dependiendo de cada caso, el niño comienza a percibir la muerte como algo definitivo e irreversible. Suelen aparecer pensamientos mágicos donde el niño puede sentir culpa de que uno de sus progenitores ha muerto porque este ha hecho algo malo.
¿Por cuáles fases pasa el proceso de duelo de un niño?
Ortiz menciona tres fases en el duelo infantil:
- Protesta: El niño añora muy amargamente a la persona que ya no está y suele expresar su dolor a través del llanto frecuente, intentando a gritos su deseo de que este regrese.
- Desesperación: En esta fase el niño empieza a aceptar que esta persona ya no volverá. El llanto se muestra de forma intermitente y presenta características de apatía.
- Ruptura del vínculo: El niño presenta una desvinculación progresiva con el fallecido y con el tiempo vuelve a reaparecer el interés por el mundo.
¿Qué recomendaciones nos sugiere para manejar un niño ante la pérdida de un ser querido?
-Explicarle al niño lo que ha ocurrido, con palabras claras acorde a su edad.
-Permitirle estar en contacto con el progenitor o familiar que ha fallecido, en un momento tranquilo acompañado de su círculo más cercano.
-El niño debe estar acompañado de un adulto confiable en todo momento para sentirse apoyado.
-El tiempo de estar en la funeraria dependerá de la edad y lo que el niño prefiera en ese momento.
-Permitir la expresión del llanto, no reprimirlo.
Aquí les dejo algunos tips que nos sugiera la psicoterapeuta para el manejo del duelo:
- La manera en que los adultos manejan el duelo, será un modelo de referencia para el niño de cómo manejar esta nueva realidad dolorosa en lo adelante.
- Promover la expresión de las emociones en el proceso del duelo.
- Contar con una red de apoyo familiar y de amigos es fundamental.
- Recordar al fallecido con sus anécdotas, ocurrencias e intereses, le transmitirá al niño la idea de que es posible avanzar con esta nueva realidad.
- Si sentimos que la situación se nos sale de las manos, buscar ayuda profesional.
- Libro sugerido: Hablemos de Duelo, Manual práctico para abordar la muerte con niños y adolescentes.
Para más información: https://www.fundacionmlc.org/wp-content/uploads/2018/12/guia-duelo-infantil-fmlc.pdf
Orlandia Ortiz, M.A
Psicoterapeuta Clínica-Familiar.
Bienestarte, Centro de Salud Integral 829-253-8899
Santiago, R.D
Martha Sugel Álvarez de Matias, MA
